La lectura es un recurso potente que potencia la vida de los individuos en diversas dimensiones. Primero, potencia las habilidades cognitivas, tales como la memoria, el enfoque y el razonamiento crítico. Cuando el cerebro sigue tramas
complejas o retiene información detallada, pone en práctica su capacidad para procesar y guardar información, la constante exposición a variados textos potencia el vocabulario y la comprensión del idioma, lo que promueve una comunicación eficaz en diferentes contextos, desde el ámbito académico hasta el laboral (Moreira Zambrano & Rivadeneira Barreiro, 2021).
En lo social, la lectura fomenta la tolerancia y la conversación. Al examinar relatos de diversas eras, comunidades o colectivos excluidos, se retan prejuicios y se forja una perspectiva más inclusiva del mundo. No solo potencia las conversaciones diarias, sino que también potencia capacidades sociales, como la escucha atenta y el razonamiento lógico (Charrón del Río, 2022).
Como instrumento de aprendizaje constante, los libros representan fuentes de conocimiento inagotables. Desde manuales técnicos hasta ensayos filosóficos, facilitan el aprendizaje de habilidades prácticas o la exploración de temas de interés sin restricciones geográficas o temporales. Este hábito también evita el declive cognitivo vinculado a la ancianidad, preservando la mente inquieta y curiosa (Charrón del Río, 2022).
No hay comentarios:
Publicar un comentario