La lectura, más allá de ser una habilidad básica, es una herramienta transformadora que permite el desarrollo integral del ser humano. A través del tiempo, ha evolucionado desde prácticas colectivas y orales hasta convertirse en un ejercicio íntimo y reflexivo. Hoy, en un contexto marcado por la sobrecarga informativa y la rapidez de los medios digitales, la lectura crítica se convierte en un escudo ante la desinformación y en una vía hacia el pensamiento autónomo. Comprender un texto implica mucho más que decodificar palabras; requiere interpretar, analizar, inferir y conectar. Esta capacidad es fundamental no solo en el ámbito académico, sino en la vida cotidiana, ya que fortalece la empatía, el juicio lógico y la comunicación efectiva.
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